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Barrios vulnerables: ni integrados, ni excluidos

Valladolid es la tercera ciudad de España con más desigualdad de renta entre barrios. Las ganancias más bajas se concentran en las zonas periféricas y tradicionalmente obreras, que el Ministerio de Fomento identifica como vulnerables. Pajarillos, Delicias y Barrio España.

Ainhoa Díez Ruiz

A diferencia de lo que ocurre con los imanes, donde los polos opuestos se atraen, en términos geográficos las personas con características socioeconómicas similares tienden a agruparse en un mismo lugar. De esta manera, acaban concentrándose también ciertas realidades como el desempleo o la pobreza. Cuando esto ocurre en una ciudad, se habla de desigualdad urbana.

 

En el caso de Valladolid, puede parecer que las vías del tren y el río Esgueva son meros elementos del paisaje que solo implican atravesar un puente o un túnel. Sin embargo, marcan el límite entre la zona centro y los barrios periféricos de la ciudad, que albergan las áreas calificadas como vulnerables en por el Ministerio de Fomento y el Observatorio de Vulnerabilidad Urbana.

Una realidad que parece seguir vigente según los últimos datos de la Agencia Tributaria, que sitúan Valladolid como la tercera ciudad de España con mayor diferencia de renta entre distritos censales, por delante incluso de Barcelona. Esta situación de desigualdad se explica a través de las historias de las personas que residen en los barrios más afectados y se complementa a través de los datos.

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Alejandro Delgado pertenece a una de las familias centenarias de Delicias, donde ha vivido toda su vida. Diana Palomino, Nouri y Miriam, han llegado a este barrio en busca de una vida mejor desde el extranjero. 

Cuando Yolanda Matía fue a vivir a Pajarillos todo eran huertas y, tras vivir 20 años al otro lado de las vías, regresó. Al igual que Jacinto y Paquita, un matrimonio que nunca pensó que acabaría en Barrio España. Y Javier Alcántara no sabe aún si es un “rondillero” en Barrio España, o un “barrio españero” en Valladolid.  Son algunos de los vecinos que residen en los barrios de Valladolid donde se sitúan las áreas vulnerables de la ciudad desde 2011. 

Ese año se realizó la tercera, y última publicación hasta el momento, del Catálogo de Barrios Vulnerables en España. El proyecto, que comenzó en 1991, tiene la finalidad de identificar y analizar los espacios desfavorecidos de las ciudades. De los 918 que se contabilizaron ese año, cuatro se encontraban en Valladolid, uno de ellos no se identificaba con nombre, el resto son Pajarillos Bajos, Barrio España y Delicias Sur (la zona de Camaaño-Las Viudas). Salvo el primero, que presentaba una vulnerabilidad media, se consideran espacios de una vulnerabilidad leve

Pobreza, exclusión y vulnerabilidad no son lo mismo
¿Lo sabías?

Aunque vulnerabilidad se utiliza a menudo como sinónimo de exclusión o pobreza, describe una situación de desventaja de los residentes de estos barrios frente a los del resto de la ciudad para hacer frente a situaciones negativas. Para detectar esta especie de limbo en el que aún se puede prevenir una situación crítica, pero cuentan con menos oportunidades de ascender socialmente, se tienen en cuenta múltiples dimensiones. Desde la delegación del Ministerio de Fomento y el Observatorio de Vulnerabilidad Urbana que realizó el Catálogo, se recurrió a 21 indicadores. Desde el envejecimiento de la población, el aumento de la inmigración o los bajos niveles formativos hasta el desempleo. Estos se dividían según tres tipos de vulnerabilidad: demográfica, social y residencial.

El Doctor en Geografía y especialista en la vulnerabilidad urbana de Valladolid, Jesús García Araque, explica que hay mucha controversia respecto a los criterios de clasificación. Los últimos trabajos que ha realizado tratan precisamente sobre las formas de poder identificar esta vulnerabilidad. “Estadísticamente, se analizan las rentas, aspectos relacionados con la vivienda, desempleo y cuando hay oportunidad datos de salud, pero claro depende de la escala a la que se hagan las investigaciones muchas veces no las vas a encontrar”, explica.

Que los que segregamos somos nosotros también: "porque este como es gitano..." "yo no soy racista pero... cuanto más lejos mejor"

Francisco (Paco), presidente de la Asociación Familiar Delicias

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La identificación en base a criterios estadísticos hace que una parte de la problemática pase desapercibida en las investigaciones. “Lo que he pretendido hacer es, primero, mostrar que eso puede dar lugar a errores y que existe un tipo de vulnerabilidad que no puede ser detectada y luego plantear, mediante entrevistas a los colectivos, un método cualitativo que suma diferentes técnicas de investigación social para intentar descubrir a todos los espacios y personas vulnerables.

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“He encontrado a mucha gente que no se atreve a pasar el túnel”

Eva, educadora en Cáritas y vecina de Pajarillos

Gente que no se atreve a pasar el túnel

“Ahora ya nada tiene que ver con cuando vinimos. Es un barrio agradable, un barrio acogedor”, señala Charo Gutiérrez, vecina de Pajarillos. Frases similares se escuchan a los vecinos de Delicias y Barrio España. Pero aún pesa sobre ellos el estigma de las drogas, la delincuencia o la peligrosidad. “He encontrado a mucha gente que no se atreve a pasar el túnel”, cuenta Eva, vive en Pajarillos y trabaja en Delicias, lo que le permite conocer la situación de estas zonas más de cerca que nadie. “Pero que no se atreven”, subraya “o que vas tu solo o con otra amiga y te dicen que cómo andas tú sola por el barrio”.

Atribuye este miedo al desconocimiento. “Hay muchos prejuicios”, piensa Mónica Blanco, vecina de Delicias, y lo relaciona en gran medida con el papel de los medios de comunicación. “Sacan las noticias desde el drama, desde lo exagerado, desde lo descontextualizado, con lo cual no se entiende la situación”.

“Yo he tenido muchas peleas con los medios de comunicación”, afirma la presidenta de la Asociación Vecinal la Unión de Pajarillos, Yolanda Matía. Se queja de que no se distingue entre lo que pasa en el 29 de Octubre y lo que ocurre en Pajarillos. Aun así, añade que “estas noticias que ocurren en el 29 de Octubre, aunque sean malas, ocurren igual en Parquesol, en la Plaza Mayor o en la calle Santiago. Pero ahí no salen.” La presidente de la Asociación Vecinal del bloque, matiza que a pesar de los problemas que tiene esa zona, “en muchos de los casos, te diría que no se ajusta a la realidad”. 

Entrevistas

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"Servicios sociales si no va con educación, con empleo, con vivienda... Se queda corto".
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"Servicios sociales si no va con educación, con empleo, con vivienda... Se queda corto". Antonio Verdugo, párroco de Santo Toribio.

El párroco de Santo Toribio y dos voluntarias hablan sobre la realidad del barrio desde dentro.

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Francisco Gutiérrez, presidente de la Asociación Familiar Delicias, coincide en que los medios “lo ponen todo peor”. A Javier Alcántara, presidente de la asociación Unión Esgueva, la fama de la droga que tenía Barrio España le hizo plantearse comprar una casa. “Vienes con dos niñas y piensas a ver si el entorno es el más adecuado para ellas ¿No?”. Cuando preguntó al dueño de la casa que iba a comprar les dijo que no era un barrio donde hubiese problemas habitualmente “y efectivamente no hay”, confirma. “Es cierto que cuando él me vendió la casa, a todo el mundo que le preguntaba le dijo que se la había vendido a un Guardia. Yo jamás lo he desmentido”, bromea.

Con todo, Javier no se plantea que sus hijas corran un peligro por vivir dónde vive. Al igual que la mayoría de vecinos, no comparte la sensación de inseguridad que se tiene de estas zonas y que desde las asociaciones vecinales también intentan desmentir. Cuenta que desde que entró en la asociación vecinal “el planteamiento que teníamos era que queríamos que se hablara del barrio y que se hablara bien”.

La lucha contra el estigma de estas zonas la comparten desde el Área de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria del Ayuntamiento. Junto con Participación Ciudadana han abierto dos Centros de Iniciativas Ciudadanas en Las Viudas y el 29 de Octubre con la intención de organizar actividades para vecinos de la zona, pero también para gente de fuera. “Tenemos que quitar eso prejuicios y la única manera es conocer lo que hay en el barrio. Se puede entrar en Las Viudas y no pasa nada. Es que yo me he paseado muchas veces y nunca, jamás, he tenido ningún problema”, explica la concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero.

"La exclusión es como una mancha de aceite, que si no se aborda se va extendiendo"
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"La exclusión es como una mancha de aceite, que si no se aborda se va extendiendo"

Al igual que la presidente de la Unión de Pajarillos, la concejala distingue los barrios de las zonas más vulnerables como el bloque 29 de Octubre o el polígono Camaaño-Las Viudas. 

También José Ramón Martín, animador del Centro de Acción Social de Delicias, distingue estas barriadas del resto del barrio, aunque a la hora de trabajar “entendemos las Delicias como una unidad geográfica y no la tenemos subdividida porque no hay diferencia entre la gente que pueda vivir a un lado de una calle y al otro lado”.

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Las rentas más bajas se concentran en estas zonas periféricas, y tradicionalmente obreras, de la ciudad

La diferencia de renta

Los factores de vulnerabilidad tampoco distinguen entre un lado de la calle y otro. Aunque se presenten con más intensidad en algunas zonas del barrio, sus efectos se perciben en el conjunto. De haberse publicado el Catálogo, se consideraría el desempleo como reflejo de la dificultad para acceder a un bienestar material. En su lugar, pueden analizarse las diferencias en la renta bruta y disponible de los distritos postales de las ciudades españolas gracias a un estudio de la Agencia Tributaria en 2019.

No sorprende que las mayores rentas de España se concentren en Madrid y Barcelona, pero esta vez una zona de Valladolid se cuela en la lista. El distrito del Centro-Paseo Isabel La Católica-Plaza España es el tercero con mayor renta bruta media del país, 21.875 euros. En contraposición, Valladolid se revela como una de las ciudades con mayor desigualdad económica entre barrios. También ocupa el tercer lugar, solo por detrás de Alcobendas y Madrid, adelantando en esta ocasión a Barcelona, que se sitúa en el cuarto lugar de la lista.

La diferencia entre la renta de la zona Centro respecto a la de Rondilla-Santa Clara-Barrio España, con la menor renta bruta media de toda la ciudad, asciende a más de 84.000 euros. Junto a los otros dos barrios vulnerables de Valladolid, ocupan los últimos puestos en cuanto a renta media. La zona de Arcas Reales-Pajarillos es el siguiente barrio con menos ingresos brutos (22.145), seguido de Delicias (22.410).

Las secciones censales del INE permiten apreciar rentas aún más reducidas en Las Viudas y el 29 de Octubre, dónde encontramos las más bajas de la ciudad. Los ingresos brutos por hogar llegan a descender hasta los 14.712 y 15.366 euros, que se reducen a unos mil euros menos si se tienen en cuenta las rentas netas.

En algunas secciones pertenecientes a estas zonas, las rentas superan los 18.000 euros pero se mantienen muy lejos de la media de la ciudad que supera los 29.000 euros. Con ambos indicadores se manifiesta la misma realidad, las rentas más bajas se concentran en estas zonas periféricas y tradicionalmente obreras de la ciudad. Mientras, en las secciones censales del Centro, las rentas brutas por hogar llegan a superar los 70.000 euros.

El habitante de Delicias siempre ha querido estar cercano al Centro

Alejandro, vecino con una de las familias más antiguas de Delicias

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“Se vienen donde pueden”

Yolanda Matía, presidenta de la Asociación Vecinal La Unión de Pajarillos, en referencia a las personas migrantes y de etnia gitana

Se vienen dónde pueden

Para Alejandro Delgado, la diferencia de poder adquisitivo de la gente de Delicias es la única que ve con las personas que puedan residir en el Centro. El problema, es el “efecto dominó” que se genera y que “está directamente relacionado con el poder adquisitivo de las personas”, explica el animador del CEAS de Delicias. Se da un proceso por el que las personas con menos recursos se concentran en zonas muy concretas donde la vivienda tiene un coste y un precio de alquiler mucho más barato. Yolanda Matía, presidenta de la Asociación la Unión, lo resume en las siguientes palabras: “se vienen donde pueden”.

La Zona Este concentra los alquileres más bajos, alrededor de 400 euros al mes, según datos de OCU Inmobiliaria. Barrio España se sitúa en un punto medio y el alquiler alcanza los 539 euros. A pesar de estos precios, el último Informe de Foessa en Castilla y León señala los gastos excesivos de vivienda como uno de los problemas más frecuentes a nivel regional.

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Hay que dignificar también los espacios

Rafaela Romero, concejala de Acción Social y Mediación Comunitaria

Existen varias reglas e indicadores que se utilizan como referencia para calcular cuánto porcentaje de los ingresos es adecuado dedicar a la vivienda. A nivel europeo, la recomendación de los expertos es que se destine, como máximo, el 30% de los ingresos al alquiler o la hipoteca. Esta cifra se consideraría un esfuerzo alto, mientras que entre el 20% y el 30% sería un esfuerzo medio y menos del 20%, bajo.

Si se atiende a este criterio, serían precisamente las zonas con más ingresos las que menos porcentaje destinan a la vivienda, a pesar de vivir en las zonas más caras de Valladolid. En base a la renta media disponible de cada barrio, el Centro y Parquesol son las que menor porcentaje de sus ingresos destinan al alquiler. Solo un 14% en el primer caso y un 20% en el segundo. Delicias se encuentra en una zona media con un 26%, pero Pajarillos (30%) y Barrio España (32%) alcanzan, e incluso superan en el caso del segundo, la tasa de sobreesfuerzo en el dinero destinado a la vivienda.

El animador de uno de los Centros de Acción Social de Delicias, José Ramón Martín, advierte que el bajo precio se debe en parte a que las viviendas “son de muy baja calidad, pequeñas, mal construidas”. Antonio Verdugo, párroco de Santo Toribio (Delicias), habla de infravivienda. Es un problema que desde la Concejalía de Urbanismo se está gestionando en colaboración con Servicios Sociales. “Hay que dignificar también los espacios”, opina la concejala de esta área, “hemos abordado el tema del 29 de Octubre con vivienda […] y en Las Viudas también está prevista una reforma.”

Carmen, vecina del 29 de Octubre que lleva prácticamente desde que se hicieron las casas, y que prefiere mantener el anonimato bajo un nombre ficticio, denuncia que los problemas son “innumerables”, pero el principal es que “nos han dejado tiradas, a medias todo”. “Han bajado los contadores abajo, están a la altura de un niño de dos años. ¿Tú te crees que hay derecho? Porque no tienen llaves los armarios. Se pueden abrir perfectamente desde la calle”, critica. 

También Yolanda Matía (vecina de Pajarillos y presidenta de la Asociación Vecinal) considera el arreglo de esas viviendas como uno de los principales problemas del barrio. El plan de rehabilitación se iba a desarrollar en cuatro fases, hace cuatro años se arreglaron las primeras viviendas, pero “están los cables por fuera, las claquetas de las paredes rotas y la segunda fase está paralizada”, denuncia.

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De uniformidad a pluralidad
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"Tengamos en cuenta que vivimos en una etapa de globalización y tenemos que admitir al que viene de fuera"

Alejandro Delgado, que pertenece a una familia centenaria de Delicias

En la imagen, Alejandro Delgado junto a la casa que construyeron sus padres al llegar a Delicias y en la que continúa viviendo

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Los bajos precios son para Francisco Gutiérrez, presidente de la Asociación Familiar Delicias, consecuencia de otro problema. “La gente se marcha, quiere vender y malvende. Al vender barato pues viene todavía más marginación”, cuenta. Alejandro Delgado también ha visto como sus vecinos se han ido marchando en busca de una mejora en la calidad de vida. “El habitante de las Delicias siempre ha querido estar cercano al centro”, explica.

Los datos del proyecto Urban Audit y los informes zonales del Ayuntamiento de Valladolid confirman esta realidad. Las Delicias, aunque comenzó con una tendencia de crecimiento en desde 2011, alcanzó su pico en 2015 y comenzó a descender gradualmente. Aunque se mantiene como una de las zonas más pobladas, por detrás de las zonas de Parquesol-Arturo Eyries y La Rubia-Covaresa-Puente Duero.

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Sin embargo, la zona de Caamaño-Las Viudas no ha dejado de crecer después de una caída considerable entre 2011 y 2013. Este crecimiento se debe en parte al aumento constante de nacidos en el extranjero desde 2011 hasta situarse como la zona de Valladolid con mayor porcentaje de persona migrantes sobre el total de la población. Aun sin tener en cuenta esta zona, Delicias se mantiene como uno de los barrios con más personas migrantes.

Nouri y Miriam, nombre ficticio que se utilizará para preservar su identidad, son dos vecinos del barrio que llegaron desde Marruecos. Una de las nacionalidades predominantes. Los dos llegaron en  busca de oportunidades laborales que, efectivamente, encontraron. Miriam llegó con su marido y cuenta emocionada que los dos están trabajando, para Nouri la situación fue más complicada. 

Llegó hace casi un año y los primeros meses estuvo trabajando en un campo de ajos de Valladolid, hasta que le dio una hernia y tuvo que pedir la baja. Su jefe lo despidió. En ese momento no sabía lo que ahora, que tiene una serie de derechos que le permiten denunciar esas situaciones. Sin trabajo, sin una red de apoyo y sin apenas hablar el idioma, se sumaron los problemas a la hora de pedir ayuda a las administraciones públicas. Hasta que no acudió con una persona española que lo ayudó, no recibió respuesta.

Con todo, dice que está contento en España, que le gusta trabajar y que se siente igual de bien que en Marruecos. Miriam comparte el sentimiento. Aunque al principio fue difícil adaptarse ahora Valladolid es su hogar, "cuando viajo a Marruecos, solo un mes, me da pena dejar mi casa. No quiero dejarla", confiesa. 

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Cuando viajo a Marruecos, solo un mes, me da pena dejar mi casa. No quiero dejarla"

Miriam, vecina de Delicias procedente de Marruecos

Para Mónica Blanco, vecina del Delicias y profesora, esta diferencia tiene que ser enriquecedora. Pone voz a vecinos como Jacinto y Paquita (matrimonio de Barrio España) Sagrario Gil (presidente de la Asociación Vecinal del bloque 29 de Octubre en Pajarillos) o Francisco Gutiérrez (Delicias) que ven en la multiculturalidad de sus barrios un factor positivo. “Que los que segregamos somos nosotros también: porque este como es gitano… Yo no soy racista, pero… cuanto más lejos, mejor”, advierte este último.

Alejandro Delgado, vecino de uno del segundo barrio con más inmigración, también lo cree, “tengamos en cuenta que vivimos en una etapa de globalización y tenemos que admitir al que viene de fuera, nos guste o no”, sentencia. Sin embargo, culpa a las administraciones políticas de que la ciudad y el barrio no se ajusten a las necesidades de la población migrante.

“No crea problemas, pero sí crea situaciones difíciles de solucionar. […] La gente que estaba antes en el barrio era muy uniforme, y ciertamente inmigrantes también, pero todos tenían las mismas características”, explica el párroco de Santo Toribio, Antonio Verdugo. Es cierto que la convivencia es una cuestión importante para los vecinos de estos barrios y desde el Ayuntamiento se inició hace algo más de un año un equipo de mediación para conflictos interculturales.

Lo han ido modificando y apostando por técnicas más informales. Se ha renunciado, por ejemplo, a la firma de contratos que implica la mediación más tradicional. “Y está dando buenos resultados, hemos ido logrando esos pequeños acuerdos que hacen que la convivencia sea más fácil”, manifiesta Rafaela Romero.

En Pajarillos, la población de Altos y Bajos parece complementarse. Hasta 2018, la tendencia del primero fue creciente mientras el segundo decrecía, pero en los dos últimos años la tendencia se ha invertido. Pajarillos Altos ha comenzado a perder población y aumentan los residentes de Pajarillos Bajos, que es además la tercera zona con más porcentaje de nacidos en el extranjero.


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Polígono 29 de Octubre: esto es un güeto, aquí quedamos cuatro

Sagrario Gil, presidenta de la Asociación de Vecinos del 29 de Octubre

El polígono del 29 de Octubre es uno de los más afectados por esta situación de convivencia y el consecuente despoblamiento. Sagrario Gil, presidenta de la Asociación del bloque, no percibe las mejoras de la mediación, “esto es un gueto, aquí quedamos cuatro” dice. Una de ellas es Carmen, aunque es una de las primeras que llegó se quiere ir. Pero ninguna cree que la complicación venga de la etnia o la nacionalidad. Sagrario Gil ha vivido en el bloque desde que era una niña y recuerda que siempre han jugado “payos y gitanos sin ningún problema”. Al igual que Paquita en Barrio España o José Ramón Martín en Delicias, aluden al civismo de la gente.

De hecho, tanto la presidenta del bloque 29 de Octubre y la de la Asociación La Unión de Pajarillos, Yolanda Matía, ven una gran oportunidad en la inmigración. La gente joven se está yendo de los barrios, una visión en la que coinciden todos los vecinos, pero Yolanda matiza que "por suerte, las personas migrantes y de etnia gitana tienen más hijos que los payos. Esa es la juventud que se está quedando”.

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Niño en el Polígono 29 de Octubre (Pajarillos)

“Vencer la desmotivación por estas situaciones de exclusión. Eso es una genialidad”.

Antonio, párroco de Santo Toribio (Delicias) hablando sobre los niños y su motivación para estudiar

Vencer la desmotivación

Diana Palomino ha llegado hace dos meses a Delicias desde Colombia para evitar que su hijo acabe metido en el mundo de la delincuencia. Como los padres de Mónica Blanco (vecina del barrio), migrantes durante el éxodo rural, busca un futuro mejor. Son solo un reflejo del intento de muchas familias por escapar de la transmisión intergeneracional de la pobreza.

Una de las principales preocupaciones que se tiene desde el ámbito de los social es cortar esa herencia. No se trata de una cuestión genética, más bien de un problema estructural por el que “a un niño antes de nacer ya lo estás condenando a que va a tener un estilo de vida, o va a poder acceder a unos recursos, o va a tener unas oportunidades”, explica José Ramón Martín que, como animador social, ve el proceso de primera mano. “Cuando llevas mucho tiempo trabajando en la zona, es cuando ya empiezas a decir: Uy, estoy teniendo una segunda generación. O estás viendo que vas a tener una tercera generación de la misma familia. Es una realidad.”

Son unas dificultades económicas que, inevitablemente, repercuten en otros ámbitos.  La educación se encuentra a medio camino entre causa y consecuencia de esta transmisión. Como profesora y voluntaria de apoyo escolar en la Parroquia de Santo Toribio, Mónica Blanco ve como los problemas monetarios de las familias hace que los jóvenes empiecen antes a trabajar y dejen de estudiar.

Las tasas de absentismo escolar por zonas educativas son un indicador más de la desigualdad urbana en Valladolid. Mercedes San Juan Diego, coordinadora del Equipo de Absentismo Escolar, afirma que, a pesar del aumento generalizado del absentismo a raíz de la pandemia del COVID, las diferencias entre barrios han sido una constante. Según la Memoria de Absentismo Escolar, en la Zona Esta (Pajarillos y Delicias) solo ha habido un aumento de un 1% respecto al curso de 2019, situándose en un 49% en el curso pasado. Se mantiene, en cualquier caso, como la que más absentismo presenta, con una diferencia de más de 20 puntos porcentuales respecto al siguiente área con más absentismo en el curso anterior a la pandemia, la Zona Esgueva.

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Dos jóvenes frente al mural de un Colegio en Pajarillos

En ella se engloba a Barrio España, Vadillos, Circular, Hospital, Rondilla y Belén-Pilarica, presenta un 19% de absentismo en la última memoria. Las zonas de Campo Grande (Centro, Campillo y Juan de Austria) y la Zona Pisuerga (Victoria, La Overuela, Arturo Eyres, Huerta del Rey, Girón, Parquesol) mantuvieron tasas bajas del 16% y 15%, respectivamente.

Ante esta situación, el párroco de Santo Toribio (Delicias) cuenta la emoción que siente cuando algún niño les dice que quiere seguir estudiando. “Porque es muy importante y porque es muy difícil esa motivación cuando la vivienda no es buena, cuando el sueldo es muy poco, cuando estás en una situación de que no tienes otras expectativas. […] Porque esfuerzo ¿Cómo no? Hacen el esfuerzo, por supuesto que sí, como los demás. ¿Capacidad intelectual? Por supuesto que la tienen como todo el mundo, pero vencer la desmotivación por estas situaciones de exclusión. Eso es una genialidad”, cuenta Antonio Verdugo.

Rafaela Romero también es muy consciente del problema de absentismo. Desde el Ayuntamiento iniciaron junto a La Caixa un proyecto que pretende fomentar esta motivación de la que habla Antonio Verdugo. Realizan un seguimiento de los niños de familias en riesgo de exclusión desde el colegio hasta la universidad, de esta manera, se consigue una cierta garantía de éxito escolar. “En estas zonas tiene que haber gente que empiece a salir”, explica la concejala de Acción Social “son pequeños ejemplos que deben que servir a la comunidad en la que están de que no tiene por qué heredarse la pobreza”.

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“¿Que se está apostando? Sí. ¿Que es insuficiente? Siempre” 

José Ramón Martín, animador social del CEAS Delicias

¿Que es insuficiete? Siempre

En la Zona Este también se ha puesto en marcha un proyecto de intervención para frenar la exclusión social. La intención es abarcar ámbitos educativos, formativos y de convivencia en un primer periodo que se comenzó el 1 de diciembre de 2021 y finalizará este 31 de diciembre, con la posibilidad de prorrogarlo un año más. Pero quizá una de las visiones más compartidas por los vecinos sea que el Ayuntamiento “deja mucho que desear en algunos puntos necesarios”, señala Jacinto, vecino de Barrio España. Falta de implicación, de coordinación o la aplicación de medidas parches son las críticas desde estos barrios periféricos y de tradición obrera.

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Javier, presidente de la Asociación Unión Esgueva

"Desde el Ayuntamiento apuestan más por la zona Centro que por los lados"

Charo Gutiérrez, vecina de Pajarillos

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Lo que más se destaca es que “apuestan más por la zona centro que por los lados”, afirma Charo García, vecina de Pajarillos. El matrimonio de Jacinto y Paquita vivieron en el centro antes de asentarse en Barrio España, él afirma que vive mejor y ella dice que son como una familia, pero también les gustaría más acción por parte del Ayuntamiento. “Tenemos un grupo que cantamos y le hemos puesto La Señora de los Olvidos. Nos dice la gente que dónde estaba esa virgen”, a lo que Paquita responde “Pues no la veneramos en ningún sitio, es que la hemos puesto así porque estamos olvidados”, relata entre risas.

El presidente de la Asociación Unión Esgueva, Javier Alcántara, entiende que “a lo mejor con cualquiera que hables te dirá que el barrio está hecho una mierda” pero también cree que “si te sientas y analizas dices bueno, la verdad que se van haciendo cosas”. Desde el Ayuntamiento defienden que se está trabajando mucho en esas zonas, José Ramón Martín (animador social) también cree que se está apostando mucho por el barrio a nivel social, “Yo llevo 21 años aquí y lo que estoy viviendo ahora no lo he visto nunca”.

Tanto él como Rafaela Romero recalcan que la inversión social implica unos resultados más lentos y menos visibles. A veces se realiza solo a raíz de la presión de los propios vecinos, como recalcan Charo García (vecina de Pajarillos) y Javier Alcántara, pero puede tardarse varios años en ver el resultado de un proyecto, con el riesgo añadido de que no sean los esperados. Aunque el animador social del CEAS Delicias matiza, “¿Que se está apostando? Sí. ¿Que es insuficiente? Siempre”.

A la lentitud de los procesos se añade la falta de datos actualizados. Para realizar los diagnósticos de las necesidades sociales la concejala explica que “conocemos nuestros datos, aunque también de manera limitada”. Alimentan una base de datos de la Junta de Castilla y León, pero luego no tienen acceso a todos los datos que proporcionan y que son necesarios para evaluar la situación de los barrios. “Son pequeñas o grandes contradicción del sistema”, reflexiona.

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La denuncia es compartida con el mundo académico, por ejemplo, al respecto del Catálogo de Barrios Vulnerables. Se concibió también como base para que las autoridades implementasen medidas que ayudasen a integrar estas zonas. Un factor determinante si se tiene en cuenta que la vulnerabilidad es el estadio previo a la exclusión y, por tanto, el momento clave para la prevención.

Con todo, tanto las investigaciones académicas, como las políticas sociales de los distintos organismos que pretenden abordar la vulnerabilidad urbana se basan en datos de hace más de una década. “Ya tenía que estar publicado el nuevo censo” aclara García Araque, doctor en Geografía. “Estamos en 2022 y no se escucha que vaya a salir próximamente. Es un problema bastante grave”.

Especialmente, si se tiene en cuenta que los residentes de estas zonas son más susceptibles a verse afectados por situaciones críticas, como la derivada de la pandemia. La forma de vivir la pandemia ya fue distinta, Mónica Blanco y otros vecinos saben que mucha gente salió de su casa durante el confinamiento, pero cree que las vivencias son “difíciles de comparar”. José Ramón Martín, animador social, coincide en que, además, hay mucha gente en las zonas vulnerables que hace vida en la calle. “Hay que ver por qué”, señala, “si porque les gusta estar en la calle o porque a lo mejor las viviendas en las que están en verano tienen 38º y están mejor a 36º a la sombra en la calle. Y luego el hacinamiento. Son familias muy numerosas, viviendas muy pequeñas donde pueden vivir 5 o 6 personas. No ha sido confinamiento, ha sido como estar en la cárcel”.

Las previsiones de cara a la publicación del nuevo censo son claras para García Araque: “Tiene toda la pinta de que puedan extenderse a otras zonas que no estuvieron recogidas anteriormente”. Una afirmación que se ve respaldada por estudios como el último Informe de Foessa en Castilla y León respaldan las afirmaciones del doctor en geografía.

Los más golpeados por las consecuencias negativas de la pandemia han sido los más vulnerables. En 2018, las personas que estaban en una situación de integración plena ascendían al 58%, más de la mitad de la población. En 2021, se ha reducido al 49,7% y ha venido acompañado de un aumento de la integración precaria (lo que identificaríamos como personas vulnerables) del 28,6% al 32,4%. Al mismo tiempo, la exclusión social se ha incrementado hasta alcanzar un porcentaje del 17,9% de la población.  

Es decir, siguiendo la tendencia nacional, personas que se encontraban en un espacio de vulnerabilidad han alcanzado una situación crítica y personas integradas están ahora en una situación de riesgo. A la espera de datos actualizados, los barrios vulnerables se mantienen en el limbo de la exclusión y sus residentes, con un pensamiento como el de Paquita, vecina de Barrio España, en mente: “que nuestro barrio sea lo mejor”.

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